Crean en el Alto Tajo una escuela de resineros para recuperar un oficio perdido y fijar población

Gracias al apoyo del proyecto Bosque Innova y fondos europeos, siete alumnos aprenden ya el antiguo arte de extraer resina en la comarca de Molina de Aragón

Un proyecto pionero de recuperación de oficios tradicionales está tomando forma en el Alto Tajo. Concretamente, en los municipios de Torremocha, Corduente y Cobeta, en la provincia de Guadalajara, se ha puesto en marcha una escuela de resineros que formará hasta noviembre a un grupo de siete alumnos en este antiguo oficio forestal que casi había desaparecido de la región. La iniciativa es posible gracias al apoyo del proyecto Bosque Innova de la Fundación Biodiversidad, dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y cuenta con la participación de Rewilding Spain.

La escuela está dirigida por Basilio Rodríguez, quien destaca que "la formación está permitiendo a los alumnos conocer el comportamiento del pino durante todo el año". Las tareas han comenzado por desroñar los árboles y continuarán con el picado y la recolección de la resina a medida que avance la primavera. Además, se imparten conocimientos sobre el manejo de herramientas forestales para ofrecer salidas laborales complementarias.

La actividad se desarrolla en 120 hectáreas de monte público y se estima que se abrirán unos 10.000 pinos. Cada alumno tiene asignada una zona de trabajo, y la resina extraída se venderá como complemento a su salario. La convocatoria atrajo a 50 solicitantes, y los perfiles seleccionados proceden principalmente de la comarca, con la excepción de un alumno llegado desde Madrid.

Los participantes valoran positivamente la experiencia. Ángel Álvarez, de 30 años, afirma que "este estilo de vida me gusta". Noemí Alameda, ingeniera forestal, lo ve como una oportunidad para asentarse en el medio rural. Jaider Morales, que ya conocía el oficio, lamenta que "es difícil vivir solo de la resina por los precios actuales".

Precisamente, el precio de la resina —1,05 euros por kilo— es una de las principales preocupaciones del sector. En la comarca apenas quedan tres resineros activos, frente a los 14 que había tras la crisis de 2008. La asociación de resineros de Guadalajara ha impulsado este proyecto y reclama ayudas públicas como las que reciben otros sectores primarios. Basilio Rodríguez advierte que "la resina podría dar trabajo a cien personas en la comarca, pero necesitamos apoyo para que sea viable".

Finalizado el curso, el objetivo es evaluar los resultados y solicitar a la Junta de Castilla-La Mancha nueva financiación para dar continuidad a esta escuela, con la esperanza de que se convierta en un motor de empleo y fijación de población en el Alto Tajo.

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